Ahora que todavía su olor a nuevo se esparce por toda la casa, es emocionante volver a redescubrir éste triple album de culto 50 años después y descubrir nuevos matices que quedaron ocultos entre tantas capas sonoras de aquel ‘muro del sonido’. A los que no tuvimos la suerte de vivir la época “hippie”, es una sensación maravillosa volver a peregrinar a la tienda de discos tal como ya hicieron nuestros antecesores un lejano día de Noviembre de 1970. La alegría de poder vivir estas contadísimas ocasiones se mezcla con una cierta sensación de cabreo al ver como la industria sigue explotando los bolsillos de los melómanos que seguimos peregrinando entre efeméride y efeméride. La industria de la música sigue reinventándose a costa de los consumidores. Sea por la reiterativa remasterización del catálogo, sea por el precio abusivo de la música en directo. Tal como ocurre con la industria del mundo de la imagen, que conozco muy bien y que tiene un peligroso paralelismo.
Me decanto por la versión tradicional, vinilo triple con el póster y un nuevo libreto de ocho páginas. Replica exacta, un poco más voluminosa que las ediciones que han salido al largo de los años. Una portada idéntica, ligeramente coloreada de fondo verde sobre el blanco y negro y unas hojas otoñales como hilo conductor de ésta nueva edición 50 aniversario. Una caja magnífica de fabricación europea si la comparamos con la de la version de 1970 cuando se tuvieron que hacer ligeras modificaciones en sus primeras ediciones para encaber aquel innovador diseño. Tres vinilos de 180 gramos que recuperan las manzanas color naranja originales de la edición británica. Como decía, me decanto por la edición simple, sin las demos ni las sesiones extras como principal atractivo de ésta nueva edición 50 aniversario. Por su elevado precio y por la sensación de sacrilegio por parte de los que gestionan su legado artístico. Si éstas fueron descartadas en su día siempre hay un motivo. Por eso, no creo que se deba romper la voluntad del artista..
Vamos al grano, la música. La sensación general es de un gran trabajo de limpieza que reina en todo el album. Mejorando las pistas vocales, dándoles mucho mas protagonismo. Los temas más densos se han beneficiado de ésta nueva re-mezcla a partir de los masters originales. What is Life, Isn’t it a Pity y especialmente Wah-Wah respiran más que nunca con nuevos matices, vocales y instrumentales. La labor de dar protagonismo a los instrumentos de forma individual es heroica! Como decía, las voces brillan especialmente en My Sweet Lord junto al solo ‘slide’, su marca insignia en los años futuros. Se descubren nuevos matices vocales sorprendentes en Behind That Locked Door, Apple Scruffs y especialmente en Ballad of Sir Frankie Crisp (Let it Roll) donde aparece una grave voz en off junto a unos ricos arreglos con la guitarra. En el tema homónimo descubrimos unas armonías vocales deliciosas y en la segunda versión de Isn’t it a Pity nos sorprende el eco de una especie de teclado sintetizador primitivo con sonido de flautas que entran y salen por los canales del estéreo. Quizá el punto más débil de ésta nueva mezcla lo encuentro en Let it Down y Awaiting on you All donde la nueva mezcla les ha echo perder aquella tralla sonora que tenían de origen.
Conclusión, una maravilla para los oídos que no me ha defraudado en absoluto. Esperaba con mucha curiosidad una nueva mezcla de aquel album que conozco de memoria y que tantos momentos de placer me ha brindado. Creo que esta nueva mezcla me ha echo apreciar aquella atrevida edición de 1970 mucho más. Su música y en especial sus letras, siguen siendo de gran ayuda en estos momentos que nos ha tocado vivir. Somos lo que escuchamos. OM
Littlewhiteflat Photo Studio, Agosto 2021
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